Puede que me haga la fuerte, que te putee, que no quiera verte mas, pero duele. Duele hacerlo porque me humillaste, me heriste y rompiste mi corazón. Te amo pero no puedo seguir haciéndolo, tengo que transformarlo de a poco y lanzarlo al viento, antes de que me lance a mi primero.
Mas que nunca quiero ser una extraña, no estar acá, en estas cuatro paredes que me hacen daño. Cada ladrillo, cada colilla y cada vez que estoy en mi cuarto lo único que hago es acordarme de ti. De tantas cosas vividas, tantas promesas y tanto amor que nos entregamos. Todo Santiago tiene tu nombre. Me da miedo mi barrio porque quizás estas cerca y tendré que lidiar con enfrentarte, con ver esos ojos que me matan y quizás hasta con sentir tu aroma.
Y siento una brisa que traspasa mi pecho, porque me di cuenta que no hay nada, que tengo un gran agujero que me traspasa. Escucho el eco de mi corazón y el frió que ahora habita donde el solía estar.
Te extraño, me duele y hace tanto que no me sentía tan sola. Mis padres no me hablan, mi abuelo tampoco y Tú ya no estas. Pero lo peor, es que aunque me sienta así, no te quiero de vuelta. No quiero nuevas ilusiones, no quiero mas promesas ni mas planes. Quiero estar sana, tranquila y bien. Esto me supero, supero a mi capacidad de aguante, de resistir el no tenerte.
Arruinaste todo lo que estábamos logrando y quizás lo hice yo primero, pero ya no mas.
Esto, se acabo.